La nanotecnología es especialmente relevante en el campo de la medicina porque los procesos biológicos tienen lugar a escala molecular y es precisamente en esa escala donde debemos movernos para intentar detectar y resolver algunas enfermedades.
Las nanomedicina puede dividirse en tres áreas: el nanodiagnóstico, la nanoterapia y la nanomedicina regenerativa.
El nanodiagnóstico: está basado en la utilización de nanodispositivos y sistemas de contraste para una detección más sensible, rápida y precisa a nivel celular o molecular de una enfermedad en sus estadios más tempranos. Los dispositivos para nanodiagnóstico pueden utilizarse in vitro o in vivo, siendo estos últimos los que más requisitos deben cumplir en cuanto a biocompatibilidad se refiere, ya que entrarán en contacto directo con el organismo.
La nanoterapia o liberación controlada de fármacos: está basada en la utilización de nanoestructuras (liposomas, micelas, dendrímeros, nanopartículas, nanocápsulas, nanogeles, nanotubos de carbono, grafeno, nanopartículas metálicas, mesoporosas de sílice, puntos cuánticos, virus…) activas decoradas con elementos de vectorización que permitan la acumulación y liberación controlada de una sustancia activa exclusivamente en las células enfermas. Las nanoestructuras deberán ser biocompatibles y transportar dosis adecuadas de fármaco y ser estables hasta alcanzar el tejido diana. Si en su desarrollo se emplean materiales inteligentes, la liberación del fármaco podría iniciarse mediante la aplicación de un estímulo. Éste puede ser específico de la zona afectada (p. ej.,pH ácido del tejido tumoral, enzimas, microorganismos…) o un estímulo externo (p. ej., temperatura, radiación, aplicación de un campo magnético o eléctrico…).
La nanomedicina regenerativa: pretende reparar o reemplazar tejidos y órganos dañados aplicando la nanotecnología con el fin de estimular los mecanismos reparadores del cuerpo humano.
En la actualidad se están desarrollando sistemas teranósticos que combinan en una misma nanopartícula elementos para la detección y el tratamiento localizado de una enfermedad. Además, estos sistemas permitirán la visualización y evaluación de la cinética de transporte y eficacia del tratamiento con el fin de conseguir sintonizar la terapia y la dosis de forma muy controlada. Los sistemas nanoparticulados pueden ser muy sofisticados e incluir en su estructura tantos elementos activos como se desee, siempre y cuando sus propiedades estructurales cumplan una serie de requisitos en cuanto a tamaño, forma y carga superficial. Estos sistemas se están aplicando principalmente en terapia contra el cáncer.
En conclusión, la nanomedicina permitirá en un futuro próximo el mejor y más temprano diagnóstico de enfermedades, el desarrollo de tratamientos localizados y personalizados y el preciso seguimiento de la evolución de la enfermedad diagnosticada. De esta manera, tendremos tratamientos más efectivos y con menos efectos secundarios.